La creciente incidencia de problemas auditivos se ha convertido en un desafío de salud global, afectando a un número cada vez mayor de individuos en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud estima que para el año 2050, alrededor de 2.500 millones de personas, es decir, una de cada cuatro, experimentarán algún grado de pérdida auditiva. Si bien anteriormente esta condición solía asociarse principalmente con la población de mayor edad, en la actualidad, la edad promedio se ha reducido debido a la prolongada exposición al ruido, especialmente en entornos urbanos.
A pesar de esta tendencia preocupante, solo alrededor del 39% de quienes experimentan dificultades auditivas optan por utilizar audífonos para mejorar su capacidad auditiva, según datos recopilados por la Asociación Nacional de Audioprotesistas de España (ANA).
La Dra. Janet Choi, otorrinolaringóloga del Instituto Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California, enfatiza la importancia fundamental del uso de audífonos: «No emplear audífonos es un error significativo, ya que su uso podría tener un impacto notable en la esperanza de vida». Su investigación, publicada en la revista The Lancet Healthy Longevity, revela que los adultos con pérdida auditiva que utilizan audífonos regularmente presentan un riesgo de mortalidad un 25% menor en comparación con aquellos que nunca los emplean. Estos resultados prometedores sugieren que los audífonos pueden desempeñar un papel protector en la salud y prevenir fallecimientos prematuros.
Múltiples estudios han señalado que la falta de tratamiento para la pérdida auditiva puede no solo acortar la vida, sino también conducir al aislamiento social, la depresión e incluso aumentar el riesgo de demencia en la mediana edad. A pesar de esto, se ha investigado poco sobre si el uso de audífonos puede reducir el riesgo de mortalidad. El análisis más completo hasta la fecha sobre este tema se llevó a cabo en Estados Unidos, donde solo uno de cada diez individuos que requieren audífonos realmente los utiliza.
El estudio, basado en datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición entre 1999 y 2012, se centró en más de 10.000 adultos mayores de 20 años sometidos a pruebas de audiometría. Descubrieron que únicamente 237 personas eran usuarios habituales de audífonos, mientras que el resto nunca los usaba o lo hacía esporádicamente. Tras una década de seguimiento, se constató que aquellos que empleaban audífonos de manera regular tenían un riesgo de mortalidad inferior en un 25%, en comparación con los no usuarios. Por otro lado, no se observaron diferencias significativas en la tasa de mortalidad entre los que utilizaban audífonos de manera ocasional y los no usuarios, lo que sugiere que su uso intermitente puede ser insuficiente para prolongar la vida.
Aunque el estudio no explora a fondo las razones detrás de la asociación entre el uso de audífonos y una mayor esperanza de vida, investigaciones recientes sugieren que este dispositivo podría reducir los niveles de depresión y demencia. Este aspecto se vincula con la mejora en la salud mental y cognitiva que se logra a través de una mejor audición, potencialmente contribuyendo a una mayor longevidad.
Para profundizar en esta problemática, se hace hincapié en la importancia de superar las barreras asociadas con el uso de audífonos, como el costo, la falta de cobertura médica y el estigma social. Expertos subrayan que compartir y aceptar la pérdida auditiva puede llevar a una mejor calidad de vida, como lo demuestra el caso de la Dra. Choi, quien experimentó mejoras significativas cuando finalmente optó por utilizar audífonos a los 30 años.
El Dr. Luis Lassaletta, presidente de la comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, destaca la relevancia de estos hallazgos al asociar la pérdida auditiva con la fragilidad en la tercera edad. Reconoce la posibilidad de revertir este deterioro con el uso de audífonos o implantes cocleares, lo que no solo mejora la calidad de vida, sino que también podría reducir la mortalidad.
No obstante, se reconoce que el estudio tiene limitaciones, como sesgos relacionados con el nivel socioeconómico de los participantes, lo que puede influir en su capacidad para acceder a dispositivos auditivos. A pesar de esto, la evidencia resalta el beneficio fundamental del uso de audífonos para mejorar la conexión con el entorno auditivo y, por ende, la calidad de vida de quienes los utilizan.
